JOSÉ MARÍA CARMONA DOMÍNGUEZ, TOCINA Y SUS ESTUDIOS LOCALES

JOSÉ MARÍA CARMONA DOMÍNGUEZ, TOCINA Y SUS ESTUDIOS LOCALES

#Entrevistas 01/05/2024

José María Carmona Domínguez fue el primer archivero y bibliotecario del Ayuntamiento de Tocina. Ejerció estas funciones entre 1986 y 2003, trasladando después sus labores profesionales a Carmona. Antes incluso de inaugurarse la Biblioteca ya se había publicado la primera revista de investigación “Tocina. Estudios Locales” que en estos días presenta ya el número 12, y de la que José María es su director.

 

 

Si atendemos a la fecha de inicio de su relación laboral con el Ayuntamiento (1986) y observamos que el primer número de “Tocina. Estudios Locales” es de 1985, concluimos que lejos de lo que pudiera parecer, este proyecto inicialmente no salió del Ayuntamiento de Tocina. ¿Cuál es la génesis de aquella primera revista?

R. El primer número se publicó en 1985 y se gestó dos años antes. Recuerdo que el objeto inicial era ofrecer la imagen del municipio en aquellos años, una foto fija, mediante estudios que describieran el escenario y los actores: el paisaje –urbano y rural–, sus vecinos, las personas, su número y su organización, y el modo de vida, la economía y otros aspectos. El proyecto fue una iniciativa personal que contaba con la desinteresada disposición de los autores de aquel número. La presenté al Ayuntamiento y fue aceptado sin objeciones, gracias, sobre todo, al interés mostrado por su alcalde, D. Ángel Navia Pajuelo. El resultado fue la edición de la revista. Así que, ciertamente, la idea no surgió de la institución, pero sí fue posible por su patrocinio, con la colaboración de la Diputación de Sevilla, de la Caja de Ahorros «San Fernando de Sevilla», y del Centro Cultural LAOV («el casino» de Tocina). Entonces no me planteaba demasiado seriamente su continuidad. Se trataba más bien de iniciar algo novedoso en este municipio y fuera de él, pues, que yo recuerde, en aquellas fechas, salvo las revistas de feria, apenas existían en los pueblos publicaciones periódicas dedicadas a estudios más rigurosos. Por citar un caso cercano, aparecía, poco después, en 1990, el primer número de Lora del Río. Revista de Estudios Locales, que se ha venido publicando de forma irregular, hasta el más reciente, el número 18, en 2023. Así que, Tocina Estudios Locales. cuyo número 12, (2023), se presenta el día 9 de mayo, cumple diez años desde que se recuperó en 2014, iniciando su segunda época, ahora con el subtítulo: Revista de Investigación Local.

 

Por aquel tiempo se reforma el viejo Ayuntamiento de la calle Real para convertirlo en Biblioteca Municipal, que se inaugura oficialmente en 1988. Ha cambiado mucho el concepto de Biblioteca desde entonces a estos tiempos digitales. ¿Reinventarse o morir? ¿Cuál es su opinión?

Ciertamente, las bibliotecas públicas –al menos las de la mayoría de los pueblos como el nuestro– han evolucionado con el tiempo. Es lógico y necesario. Otra cosa es la dirección que en algunos casos han tomado los cambios. El tema da para un largo debate para el que no hay espacio aquí. Yo diría que, más que reinventarse, las bibliotecas públicas se han tenido que adaptar, por una parte a las políticas culturales de los diferentes gobiernos, a los que compete la gestión de este servicio, por otra a la evolución de la industria del libro (desde su escritura a su distribución), a las modas y, sobre todo, a las innovaciones tecnológicas que lo han modificado todo, y, quizás a los intereses del público –los usuarios, las personas–, aunque, en este sentido, no sabría decir en qué proporción respecto a los anteriores elementos.

En Tocina y Los Rosales, la biblioteca y simultáneamente el archivo se gestaron como dos unidades diferentes en cuanto a sus métodos, contenidos y materiales, pero ambos se incluyeron en su momento en un solo servicio que formaba parte de la estructura orgánica del Ayuntamiento y tenía como objetivo esencial: la información, la formación, la educación y la cultura: el Servicio Municipal de Documentación. Archivo y Biblioteca, que figura como editor de la revista, y cuya definición se recogía en un texto aprobado en sesión ordinaria del Pleno del Ayuntamiento de 9 de marzo de 2001.

 

Tras la publicación del segundo número en 1990, se interrumpe hasta 2014 su edición, ¿qué motivó la no continuidad de aquellos primeros números?

Podría apuntar algunos motivos, entre otros: porque, en 1990, todavía no estaban del todo accesibles a los investigadores los fondos documentales locales (fundamentalmente, los archivos municipal y parroquial), que permiten redactar trabajos con criterios serios, sobre todo, de historia. Es cierto que los del archivo municipal acababan de organizarse, pero apenas había comenzado a funcionar como servicio; en cuanto a los documentos de la parroquia, estaban entonces en proceso de organización, no estuvieron del todo accesibles hasta la publicación de su inventario, en el año 2000. Además, casi nadie había accedido a otros archivos externos donde se custodian documentos con información sobre el municipio –entre otros, el municipal y el del arzobispado de Sevilla, el Archivo de Indias, el Histórico Nacional, o los de las Chancillerías de Granada y de Simancas, …).

Con el segundo número de Tocina Estudios Locales, en 1990, se inició una dinámica de trabajos de investigación sobre el municipio que se ha mantenido hasta hoy, principalmente, de contenido histórico. Su publicación fue posible, por una parte, a los hallazgos arqueológicos fortuitos promovidos por aquellas fechas, que proporcionaron materiales suficientes para dar contenido a la mitad de dicho número; y, por otra, a la participación del Ayuntamiento de Tocina en el I Simposio de historia de la Orden de san Juan en España, celebrado aquel año en Consuegra y Madrid, al que se presentaron varios artículos dedicados a la revisión de las fuentes documentales escritas sobre la encomienda de Tocina. Con todo, el número 2 estuvo dedicado de forma monográfica a las fuentes arqueológicas y las documentales escritas. Y es, precisamente a partir de esta fecha, cuando comienzan a aparecer las primeras publicaciones fundadas en criterios metodológicos apropiados que aportaron nuevos conocimientos, o corrigieron infundadas afirmaciones anteriores.

Es posible también que una razón puramente material contribuyese al cese de la publicación: unos medios reducidos y la falta de un presupuesto estable complicaban bastante, entre otros, afrontar el proyecto con vocación de continuidad o conseguir la colaboración de autores que aportaran buenos trabajos en temas de interés.

A pesar de todo, entre 1990 y 2003, no dejaron de publicarse estudios sobre el municipio en otros medios y formatos (revistas científicas o libros), o de difundirse mediante conferencias o exposiciones. Basta confirmar el dato, cotejando las fechas de las publicaciones que recoge Juan Diego Mata Marchena, en el repertorio bibliográfico sobre Tocina y Los Rosales incluido en el número 6 (2017).

 

A diferencia de la primera etapa, en esta segunda usted ya no trabajaba en nuestro pueblo. ¿Qué le animó a retomar el proyecto?

Nada especial, ni diferente a lo que me movió a iniciar, veinte años antes, su primera etapa. Así que, como en 1984, pensé, que merecía la pena retomar aquel proyecto y, de nuevo, convertir a este municipio en modelo en la práctica de la difusión del conocimiento a través de este tipo de instrumentos: las revistas científicas.

Pero, esta vez se trataba de mejorar, para lo que introduje algunas modificaciones respecto a los primeros números (1985 y 1990); se trataba de ajustar la iniciativa a la nueva situación, ahora, con más y mejores criterios, gracias a la experiencia y las relaciones personales y a la coyuntura favorable en el contexto de las investigaciones en el ámbito local. Así que, redacté un proyecto editorial y añadí las modificaciones, que se expresan en la «Presentación» del número 3 (2014). Unas, de carácter formal: un nuevo diseño que ha cambiado su aspecto de manera evidente. Otras de contenido: el objeto, las materias –siempre abordadas desde una metodología científica– no se limitarían a las relacionadas con la historia, dando cabida en la nueva etapa a cualquier otro tema de interés, de ahí el subtítulo de Revista de Investigación Local; y, aunque se mantiene lo local como ámbito geográfico, este se ampliaba a los municipios más cercanos de la comarca. La edición debía partir de un proyecto en el que se normalizaran, tanto sus elementos formales (número de ejemplares, formato, diseño interior, tipografía, periodicidad, …), como su gestión (presupuestos, plazos de entrega de originales, distribución y, en su caso, venta, o su difusión: había que incluirla en alguno de los portales o bases de datos de referencias y bibliografía, nacionales o internacionales, que recopilan y facilitan el acceso a los contenidos científicos publicados en revistas y otros medios; el resultado es que, desde 2014, Tocina Estudios Locales está indizada, catalogada o repertoriada en Dialnet y en el Directorio y Sumario de Revistas del ISOC (CSIC).

Con todo, finalmente, en 2014 propuse el proyecto. Primero a la concejalía de Cultura, Dª. Gloria Iglesias Jabato, y al alcalde, D. Francisco J. Calvo Pozo. Lo aceptaron y se puso en marcha la segunda época de Tocina Estudios Locales. Y, conectando con la siguiente pregunta…

 

Durante estos años se ha expandido la revista en todos los aspectos: tantos en la temática de sus contenidos, el ámbito geográfico que se abarca en ellos, en su difusión...Era necesario para mantener la periodicidad anual, ¿no?

Gracias a la valiente, comprometida y arriesgada disposición del actual Ayuntamiento, la revista se mantiene, además y, sobre todo, por el esfuerzo de los colaboradores: los autores de los artículos. Es cierto que, como apunta usted, la revista en «estos años se ha expandido en todos los aspectos». Lo cual era esperable, si consideramos que, el interés por «lo local» también ha registrado una notable progresión. En cuanto a la periodicidad, esta no depende del contenido, es una cuestión meramente formal.

 

Si un vecino de Tocina y Los Rosales quiere publicar en la revista un trabajo, ¿qué pasos debería dar?

La forma se detalla en las «Normas de presentación de originales» que se incluyen en los finales de cada número desde el número 3 (2014), donde, además de estas normas, incluimos un nuevo elemento con objeto de garantizar el rigor y la conveniencia de aceptar o no los trabajos presentados: la creación de un Equipo de redacción, cuyos miembros se recogen expresamente en la página correspondiente de cada número. Entre sus funciones están la sugerencia de colaboradores y de temas para sus artículos, o el control de la idoneidad de los trabajos.

 

¿Es capaz de, entre tantos artículos publicados, elegir el que más le ha impresionado?

Hombre, tanto como impresionar… Es posible que algunos artículos me parezcan más interesantes que otros, pero, siempre desde mi opinión o de mis intereses particulares por ciertos temas. No se trata de impresión. Yo diría, mejor, que todos son importantes o interesantes, aunque solo sea porque aportan datos nuevos y originales para el conocimiento de nuestro entorno. Datos que, hasta su publicación, o no se conocían, o de los que, en ciertos casos, se tenía un conocimiento tergiversado o erróneo.

 

¿Considera la revista un proyecto personal que, cuando José M.ª Carmona no pueda o no tenga ánimo carecerá de capitán que la lleve a puerto alguno?

El proyecto (la idea del contenido, el diseño del formato y las líneas de su gestión) es, efectivamente, personal, pero en cierto modo dejó de serlo desde que fue aceptado por el Ayuntamiento. Nadie es imprescindible en muchos y diferentes asuntos de la vida, menos aún en esto de editar revistas. Sí me satisface decir, en cambio, que estoy contento con el resultado final: la publicación impresa; y que estoy agradecido al Ayuntamiento por aceptar, mantener y promover la edición; y a los colaboradores por el esfuerzo que realizan en la redacción de sus trabajos. Ellos, editor y autores, son los verdaderamente imprescindibles. Por otra parte, hasta ahora no me he planteado perder (voluntariamente) el ánimo para abandonar. No he pensado en desistir. La revista no es del director, es de todos los que participan en su edición. En cualquier caso, si algo de lo que usted sugiere sucediera, supongo que, si todas las partes están decididas a continuar lo harán con otra persona. No hay «capitán», ni «puerto alguno».

 

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