¿YO TAMBIÉN TENGO AMULETOS¿, NUEVA CAMPAÑA DE LA DELEGACIÓN DE IGUALDAD

La Delegación de Igualdad del Ayuntamiento de Tocina lanza, al igual que el pasado año, una campaña que coincide con Halloween (La Noche de las Brujas).

Para desmontar mitos y falsas leyendas sobre las brujas y homenajearlas como mujeres libres y rebeldes, se invita a las mujeres de Tocina y Los Rosales a que compartan una foto con un amuleto, ya sea porque se siente protegida con él o porque le da suerte. Para participar pueden enviar sus fotos del 18 al 28 de octubre, al email pimayuntamiento@gmail.com, junto con nombre, apellidos y teléfono, además de una autorización para poder subir las fotos a las redes.

Todas las participantes que se unan a la campaña #yotambientengoamuletos, entrarán en un sorteo el 2 de noviembre de “Un Caldero Mágico”, que contendrá distintos productos relacionados con las brujas, así como remedios naturales, valorados en más de 60 euros.

Con esta campaña la Delegación de Igualdad pretende lanzar un mensaje positivo sobre la figura de las brujas, víctimas de un genocidio en Europa y Estados Unidos durante los siglos XVI y XVII, acusadas injustamente de actos malvados.

Igualmente se quiere lanzar un mensaje a la población en general poniendo de manifiesto el daño que hacen los estereotipos de género y etiquetas sociales, así como desmontar el falso mito que existe sobre que las mujeres tienen malas relaciones entre ellas.

Se estima que nueve millones de mujeres fueron víctimas de un genocidio en Europa y Estados Unidos durante los siglos XVI y XVII, acusadas de brujería. Sin embargo, las brujas no han pasado a la historia por su valor, independencia y sabiduría sino como un icono de maldad y terror, que todavía se transmiten de generación en generación.

El feminismo, sobre todo desde los años 70, ha rescatado hasta nuestros días la verdadera historia que se esconde tras la caza de brujas: el nacimiento de un nuevo sistema económico en la Edad Media en el que Iglesia y Estado se aliaron para imponer una moral. Curanderas, sabias, profetaas...la actividad de estas mujeres que sostenían comunidades humildes y campesinas las convirtió en sospechosas por desafiar el orden patriarcal, y por ello fueron perseguidas, torturadas y víctimas de violencia sexual.